Los pies planos son una patología que puede provocar ciertas dolencias si no se trata correctamente. Una de las soluciones más efectivas es el uso de plantillas.
Una persona que tiene los pies planos no posee curvatura en el arco plantar o es muy poco pronunciada. ¿Consecuencias? la zona de la fascia plantar recibe todo el impacto y el peso del cuerpo al caminar, correr o practicar cualquier deporte. Sin embargo podemos paliar esta dolencia si acudimos a tiempo a un podólogo. Él nos va a proponer seguramente el uso de unas plantillas especiales para pies planos.
¿Son aconsejables? Por supuesto que sí pues el paciente enseguida va a notar una gran mejoría en su calidad de vida ya que las plantillas van a mejorar su forma de caminar y le van a proporcionar ciertos beneficios: le ayudarán a apoyar el pie correctamente durante la marcha, le ofrecerán una mayor comodidad, van a permitirle descargar toda la tensión acumulada en la fascia plantar, equilibrarán su peso, van a amortiguar su pisada, reducirán el dolor de pies, caderas, rodillas o espalda pues mejoran su postura al caminar y además le van a prevenir posibles lesiones.
Debemos indicar que hay diferencias entre las plantillas para pies planos de adulto o de niño. Así que como veis lo mejor es acudir a un especialista que realize un correcto diagnóstico y nos indique las plantillas más adecuadas para nuestro caso.
Puede ser que a diario necesites coger tu coche para desplazarte a tu lugar de trabajo. Puede que hagas un trayecto largo o más corto, o puede ser que sólo conduzcas durante el fin de semana en tu tiempo de ocio o para realizar alguna escapada. Sea cual sea el momento en el que te pongas al volante debes saber que es importante escoger bien el calzado con el que conducimos.
Un buen calzado para utilizar a la hora de conducir debe reunir una serie de requisitos. Lo primero, una buena sujeción. No debe oprimirnos el pie, pero tampoco debe dejar que esté suelto.
Debe ser flexible, como una segunda piel que se adapte a todos los movimientos que realizamos.
Los materiales tanto del zapato como del calcetín deben ser transpirables, para evitar el recalentamiento y que el pie pueda respirar.
Y por supuesto, debe ser un calzado cómodo.
Queda prohibido para conducir el calzado como las chanclas, tan típico en verano y que mucha gente utiliza al volante. Pero esto supone un riesgo en la conducción pues las chanclas son resbaladizas y no ofrecen ninguna sujeción, con lo que en plena marcha se nos puede escapar una de ellas provocando un incidente. Además, conducir con chanclas actualmente está multado con sanciones de hasta 200 €.
Lo mismo pasa con conducir descalzo, no está permitido conducir así, supone un riesgo para la conducción. Los zapatos de tacón tampoco son aconsejables pues cambian el punto de apoyo del pie haciendo la pisada poco precisa e inestable.
Las botas de montaña también suponen un calzado muy pesado a la hora de conducir que van a entorpecer nuestro contacto con los pedales.
¿La solución? Muy sencilla, lleva siempre en el coche un calzado de repuesto. Unas zapatillas viejas, que ya no uses pueden resolver el problema. Déjalas en el coche y póntelas para tus trayectos cada vez que salgas de casa con un calzado no apropiado para conducir como los anteriormene mencionados.
Las prisas del día a día, el estrés, la pereza…hacen que a menudo nos alimentemos mal y es por ello que mucha gente padece de sobrepeso y obesidad. Y la verdad es que esto afecta también a nuestros pies.
El peso corporal es directamente proporcional a la carga que soportan nuestros pies. Cada vez que el pie choca con el suelo, la fuerza del impacto se multiplica y llegamos a cargar en el pie de apoyomás de cuatro veces el peso de nuestro cuerpo.
Por lo tanto, el sobrepeso va a influir mucho en la aparición de los siguientes problemas: dolor en las plantas de los pies, fascitis plantar, espolón calcáneo, durezas, grietas en los talones, gota, etc.
El sobrepeso no va a provocar esos problemas pero sí va a influir mucho en ellos pues cuando aumentamos de peso los principales perjudicados son nuestros pies.
Lo mejor sera cuidar nuestra alimentación y nuestros hábitos para mantenernos en un peso correcto pero si ya padecemos de sobrepeso podemos intentar paliar los efectos negativos en los pies hidratándonos bien, llevando un calzado adecuado e incluso utilizando plantillas.
Seguro que en tu destino vacacional has visto este peculiar tratamiento para los pies. Es muy habitual encontrarse en lugares de veraneo o en capitales grandes como Madrid la terapia con peces o ictioterapia.
Unos peces, llamados “Garra Rufa” prometen acabar con las células muertas de nuestros pies, limpiándolos y realizando una exfoliación. Y aunque es últimamente cuando se ha puesto de moda someterse a este divertido ritual, ya lo utilizaban a finales del siglo XIX en Turquía.
¿Pero realmente es bueno para nuestros pies? Mucho ojo con querer probar esta experiencia que a priori parece tan divertida, pues muchos expertos afirman que puede suponer un riesgo para la salud ya que a través de los mordisquitos de estos peces podemos contagiarnos de diferentes infecciones como micosis, verrugas plantares o incluso de enfermedades más serias como el VIH o la hepatitis B y C.
Utilizar los mismos peces para un paciente que para otro y además, no utilizar desinfectantes ni cloros y tampoco cambiar el agua entre un uso y otro hace que la higiene brille por su ausencia.
Además, mucho cuidado porque en algunos lugares han sustituído los peces “Garra Rufa” por los “Chin Chin”, provenientes de China. Y esto supone un gran problema porque mientras los primeros no tienen dientes y realizan la limpieza por succión, los asiáticos sí que tienen dientes y de verdad morderán nuestros pies. No quiere decir que vayamos a sufrir daño pero al ser una limpieza hecha por incisión se provoca el riesgo de contagio de diferentes patologías o enfermedades como las ya comentadas anteriormente.
Hay que recalcar que no todos los centros son iguales y algunos sí llevan a cabo esta práctica de forma correcta pero no son la mayoría desgraciadamente. Ahora quizás te lo pienses dos veces cuando veas por la calle esos simpáticos pececillos en las peceras prometiendo una experiencia original.