Enterrar los pies en la arena, ¿un gesto inocente?
Seguro que en más de una ocasión has realizado el sencillo gesto de enterrar los pies en la arena mientras tomas el sol en tu toalla o en la silla de playa, ¿a que sí?. Da una sensación de frescor muy agradable y con este acto solemos buscar que los pies no se quemen pero, ¿de verdad es recomendable hacer esto?.
Bueno, no es algo que debamos catalogar como prohibido, pero esta práctica tiene sus riesgos para nuestros pies. Empezando por que al enterrarlos en la arena, podríamos sufrir cortes con elementos que puede haber dentro de la arena, ocasionando una posible infección. Cada vez las personas somos más descuidadas e irresponsables y arrojamos todo tipo de objetos en la arena, como cristales rotos de alguna botella, anzuelos o también podemos encontrar otros elementos propios del medio tales como conchas o piedas puntiagudas.
Por otra parte, en la arena de la playa habitan parásitos, bacterias y hongos que pueden provocarnos infecciones. No todos son malos, pero algunos de ellos pueden perjudicar la salud de nuestros pies. Además, muchas veces acudimos a la playa con pequeñas heriditas en la zona, lo cual puede ser una vía de acceso para las bacterias.
Para terminar, no podemos olvidarnos de que la playa es un medio que está lleno de vida. Enterrados en la arena podemos encontrar insectos y pequeños animales, con lo cual al remover nosotros los pies en la arena podemos molestarlos invadiendo su espacio, y su reacción natural será atacarnos mediante una picadura.
Por lo tanto, piénsatelo dos veces antes de enterrar los pies en la arena y si tienes necesidad de refrescarlos, ponte bajo la sombrilla o pasea por la orilla del mar 😉 Sera sin duda una práctica mucho más segura.
