FASCITIS PLANTAR. DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO La fascia plantar juega un importante papel en el soporte del pie, y su sobrecarga mecánica condiciona un aumento de tensión en la misma que puede llegar a ser causante de dolor de talón en caso de desarrollarse el proceso comúnmente conocido como fascitis plantar. Existen algunos factores, en ocasiones asociados, que predisponen a la fascitis, y se han demostrado cambios degenerativos como origen de la misma. La fascitis plantar es con mucho la causa más frecuente de talalgia. Esta talalgia es de localización y horario típicos, y en el 90% de los casos los síntomas se controlan con tratamiento conservador. El objetivo de éste artículo es hacer una breve síntesis/recordatorio de ésta entidad clínica tanto desde el punto de vista clínico como terapéutico, haciendo hincapié en el diagnóstico diferencial con otras entidades clínicas que pueden cursar con una sintomatología similar.
INTRODUCCIÓN La fascitis plantar es la talalgia producida por la degeneración proximal de la fascia plantar, a nivel de su inserción calcánea. No se trata de un proceso inflamatorio sino degenerativo (fasciosis), y el aumento progresivo de su frecuencia hace que debamos conocer tanto las tendencias actuales en su tratamiento como las distintas entidades patológicas que cursan con una sintomatología similar, lo cual ha motivado el presente artículo de revisión.
ETIOPATOGENIA El incremento de la tensión fascial (como ocurre en el caso de ciertas alteraciones estáticas del pie, como pie cavo o pie plano); factores predisponentes como la debilidad, la contractura, o el sobreuso de la musculatura aquíleo-plantar (deportistas y ciertas profesiones) junto al microtraumatismo repetitivo de su inserción calcánea, pueden causar inflamación con posterior degeneración de sus fibras y periostitis calcánea, con posibilidad de desarrollo de espolón óseo en su inserción en casos de larga evolución. Otros factores de riesgo como el sobrepeso o el calzado inadecuado también deben ser tenidos en cuenta.
CUADRO CLÍNICO El dolor en la zona plantar del talón en la fase de despegue del pie es su principal síntoma, siendo un aspecto típico de éste su horario, pues se intensifica tras el reposo (bien nocturno o durante el día), en el que la fascia tras permanecer relajada, vuelve a sufrir con la deambulación variaciones repetidas de su tensión. Suele disminuir al distensionarse con la actividad a lo largo del día, pero puede aumentar si ésta se excede. En ocasiones el dolor puede irradiarse en sentido distal hacia la bóveda plantar y/o dedos del pie.
JUICIO DIAGNÓSTICO El diagnóstico se realiza habitualmente por tanto mediante la correcta anamnesis y exploración física del miembro inferior, pudiendo realizarse si se consideran necesarias las siguientes exploraciones complementarias:
- Estudio biomecánico de la marcha.
- Pruebas de laboratorio, a fin de descartar otras entidades patológicas que pueden causar talalgia como las enfermedades infecciosas, tumorales, metabólicas o inflamatorias.
- Radiología simple: habitualmente es anodina, pero en casos evolucionados puede observarse un espolón calcáneo más o menos exuberante.
- Ecografía: es el procedimiento más habitual
- RMN: debe realizarse si el cuadro clínico es atípico, y tanto las pruebas de laboratorio como la Rx simple y la ecografía son anodinas. También está indicada en casos refractarios al tratamiento conservador.
- Gammagrafia ósea con Tc99 y Ga 67: debe practicarse ante la sospecha clínica de lesión intrínseca del calcáneo. En la fascitis plantar, si hay edema óseo reactivo, se produce un mayor depósito del trazador a nivel de la inserción calcánea tanto en las formas subagudas como crónicas.
- Electromiografia: indicada si se piensa en un origen neuropático del dolor, como p. ej. dentro de un síndrome radicular S1 por hernia discal.
TRATAMIENTO Inicialmente, y según el estadío evolutivo de la fascítis, podremos elegir distintas combinaciones de entre las siguientes opciones:
- Adelgazamiento: en caso de sobrepeso.
- Reposo
- Vendaje elástico adhesivo: su fundamento es similar al control con ortesis.
- Vendaje rígido: inmovilización con escayola durante tres semanas (en fase aguda muy sintomática).
- Farmacológico: medicación antiinflamatoria y analgésica. Su efectividad es variable en la literatura.
- Calzado: suela relativamente semirrígida con tacón blando y elevado a unos 3 cms., lo que da comodidad al tiempo que disminuye el impacto del talón y relaja el sistema calcáneo-aquíleo-plantar.
- Ortopodológico: Plantillas a medida
- Masoterapia.
- Termoterapia.
- Electroterapia.
- Laserterapia de radiación infrarroja: por su gran capacidad de penetración, actúa estimulando la microcirculación con lo que favorece el trofismo tisular.
- Ondas de choque
- Cinesiterapia (excepto en fase aguda): la contractura de la musculatura plantar y posterior de la pierna origina una reducción de la dorsiflexión del tobillo, y es considerada actualmente un importante factor de riesgo. En caso de debilidad se indicarán ejercicios de potenciación.
14: Cirugía: Sólo en casos refractarios a tratamiento conservador.