Skip to main content

La metatarsalgia

Quizás has escuchado alguna vez este término pero no tienes claro que es exactamente. Pues bien, la metatarsalgia es ni más ni menos que el dolor que se produce en la zona anterior del pie, concretamente en los metatarsianos, debido a un exceso de carga o presión en la zona.

Puede llegar a ser algo muy doloroso e incluso limitante para las personas que tienen que pasar mucho tiempo de pie o para los deportistas que deban sufrir impacto con el suelo.

Para prevenir la metatarsalgia debemos: usar un calzado adecuado, evitar el sobrepeso ya que puede inflamar los metatarsianos y prestar atención a los juanetes si es que padecemos de ellos pues pueden complicar la situación.

El tratamiento de la metatarsalgia va a variar mucho en función de la persona. En la mayoría de los casos, simplemente cambiando nuestro calzado por uno más cómodo y holgado y controlando el peso el dolor puede ir desapareciendo poco a poco. En otros casos, si el dolor persiste puede ser interesante realizar un estudio biomecánico personalizado o el uso de plantillas.

¿Los tacones sacrifican nuestra salud?

Los tacones siguen siendo un complemento que designa elegancia, adaptándose año tras año a las modas. Son amados por muchas mujeres, algunas los llevan en fiestas u ocasiones especiales, otras son asiduas a ellos. El hecho de que aumenten la altura y estilizen las piernas a la par que otorgen glamour al look son los principales motivos que llevan a un gran porcentaje de mujeres a tener varios zapatos de tacón en su armario. Pero…¿de verdad que para presumir hay que sufrir?

Lo cierto es que debemos andarnos con mucho ojo con el uso de tacones pues utilizarlos de forma muy continuada puede llegar a provocar ciertas lesiones.

Van a generar una sobrecarga en la zona metatarsal directamente proporcional a la altura del tacón que utilicemos. Además algo muy habitual en las portadoras de tacones es la aparición de juanetes y dedos en garra. Normalmente esto suele estar favorecido por la terminación más estrecha de los zapatos.

También van a generarnos una mayor carga en la rodilla y a aumentar la lordosis lumbar. Callos y durezas prácticamente van a estar asegurados debido al roce continuo y si llevamos tacones también vamos a tener más probabilidades de sufrir un esguince debido a que favorecen una marcha más inestable.

Obviamente, no hay que alarmarse sin motivo. Este tipo de lesiones podemos sufrirlas si somos realmente personas asiduas a los tacones. Lo ideal sería reservarlos para ocasiones especiales o sólo los fines de semana y durante los demás días portar zapatos cómodos. En el caso de que salgamos una noche con tacones y al día siguiente padezcamos de dolor en la zona metatarsal (lo que sera altamente probable) debemos descongestionar los pies poniéndolos en agua fría, si es posible añadiéndole unas sales, y después regalarnos un buen masaje con nuestras manos aplicando crema hidratante.

No debemos olvidar tampoco que la altura del tacón va a influir en el daño que nos puede causar. El tacón debe ser como máximo de 4-5 cm y debemos huir de los tacones de aguja. Si nos vemos obligadas a llevar tacones a diario por ejemplo por motivos de trabajo, unas plantillas personalizadas seran de gran ayuda.

Resumiendo, la saluda de nuestros pies es muy importante como hemos repetido en anteriores artículos y no deberíamos sacrificarla por meros motivos de estética. Todo en su justa medida está bien, así que lo único que debemos hacer es no abusar de los tacones.

 

 

La mala pisada como origen del dolor

No es raro que una persona acuda a la consulta quejándose de un dolor en la espalda, la cadera, las rodillas o el tobillo desconociendo que el mismo puede estar ocasionándose por una mala pisada sin que necesariamente suframos dolor de pies.

Es muy importante estar atentos a los síntomas que pueden indicarnos una mala pisada. El origen de muchas de las molestias en las partes del cuerpo anteriormente mencionadas suelen tener su origen en los pies, que empiezan a doler. Saber detectarlo a tiempo va a ser clave para corregir el problema y disfrutar de una pisada saludable.

En muchos de los casos el dolor de pies aparece cuando no estamos habituados a realizar una determinada actividad física y nuestro cuerpo reacciona en forma de dolor, lesión o sobrecarga. Pero cuidado porque en otros muchos casos puede haber molestias no sólo en los pies sino en otras partes del cuerpo como mencionábamos al principio, y que no van a tener una causa tan evidente.

¿Por qué noto dolor en las rodillas al caminar? ¿Por qué de repente me duele la espalda?… hay altas probabilidades de que el origen sea una mala pisada. Los dolores asociados a la consecución de impactos con un mal gesto al caminar terminan provocando que los tejidos se inflamen y duelan. Síntomas típicos que pueden indicar la existencia de una mala pisada pueden ser: fascitis plantar, tendinitis en el pie, dolor de rodillas, espalda o cadera, juanetes, espolón calcáneo…

Pisar mal puede terminar provocándonos lesiones que necesiten de algún tratamiento como puede ser el uso de plantillas personalizadas. Pero el primer paso, sera siempre acudir al podólogo para que realize un diagnóstico correcto del problema y poder así ayudarnos a solucionarlo.

 

¿Es malo pintarse las uñas de los pies?

Un gesto muy común y extendido entre las mujeres (y en apariencia inofensivo) es pintarse las uñas tanto de las manos como de los pies, estas últimas sobretodo durante el verano.

Pero, ¿realmente es bueno pintarlas? Generalizando podemos afirmar que como todo, cualquier abuso es malo y por lo tanto pintar con demasiada asiduidad las uñas de los pies no nos va a traer nada bueno. Pero hacerlo muy de vez en cuando, podríamos pasarlo por alto.

La realidad es que una de las claves es utilizar un esmalte de calidad. Y eso es algo en lo que muchas mujeres pecan, ya sea por ahorrar unos euros o por costumbre. Es importante invertir en un pintauñas bueno y a poder ser libre de tóxicos. Hoy en día con el auge que vivimos de la cosmética natural no es difícil encontrar este tipo de esmaltes tanto en tiendas físicas que promueven ese estilo de vida saludable como en tiendas online ecológicas.

No deberíamos pintarnos las uñas de los pies constantemente pues llevarlas al aire, «visibles» nos hará observar de vez en cuando si presentan alguna anomalía, cambio de color…que pueda alarmarnos de que algo sucede en nuestras uñas y de ese modo podamos poner remedio a tiempo a un problema de salud.

Si las pintamos con frecuencia las uñas se debilitan y se vuelven más frágiles con lo que se pueden romper con más facilidad. Además el uso continuo de esmaltes puede provocar manchas en las mismas. Sobra decir que si padecemos de problemas de hongos en las uñas de los pies está prohibidísimo pintarlas hasta que el problema se haya solventado y las uñas vuelvan a estar sanas pues de lo contrario agravaríamos el problema. Además, aunque no tengamos hongos si utilizamos continuamente pintauñas podemos llegar a provocar su aparición en nuestras uñas pues bajo la capa del esmalte se genera una humedad que no deja que las uñas transpiren bien. Esto pueve provocar hongos u otras infecciones.

Por lo tanto, mucho cuidado con el abuso de los pintauñas y como siempre, utilizarlos con medida y con cabeza escogiendo siempre esmaltes de cierta calidad.

 

 

Relación entre fibromialgia y los pies

Existen estudios que apuntan que las mujeres que sufren fibriomialgia padecen problemas en los pies. Esta asociación entre ambos factores se dio casi en el 100% de las personas analizadas en esos estudios.

Los principales síntomas de la fibriomialgia son el dolor crónico y la presencia de puntos sensibles con dolor, aunque ceñirnos sólo a esos síntomas es quedarse corto pues afecta a las mujeres de forma física y emocional. La fibriomialgia en efecto provoca dolor pero hay otras partes del cuerpo que pueden verse afectadas por ella como nuestros protagonistas habituales, los pies.

Hay una serie de dolencias habituales que se dan en las pacientes de fibriomialgia que son:

  • Una disminución de la capacidad biomecánica de los pies.
  • Falta de estabilidad, pérdida de equilibrio.
  • Cambios en los pies que pueden llegar a ocasionar dificultad para calzarse.
  • Dolor generalizado en los pies. Dolor centralizado en la parte superior del pie o tobillo.
  • Espolón calcáneo.
  • Deformidades en los dedos de los pies.
  • Juanetes.
  • Dolor en la planta del pie.

Pero la relación entre la fibriomialgia y los pies no se queda en estos problemas, pues a causa de estos otras partes del cuerpo pueden verse afectadas como las rodillas, la cadera o la espalda. Es obvio que la calidad de vida de las personas que padecen fibriomialgia se ve bastante deteriorada.

Para tratar esta enfermedad no sólo se puede recurrir a los analgésicos. Un tratamiento bastante efectivo si la persona padece de problemas en los pies como los mencionados puede ser la utilización de plantillas personalizadas. Para ello el podólogo examinará la pisada del paciente y le recomendará las mejores plantillas y/o tratamientos adicionales para paliar su dolor.