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Tacones, ¿sí o no?

Para presumir hay que sufrir. Eso dicen… Pero no tiene por qué ser así, todo tiene un límite y en la cuestión de nuestros pies por presumir podemos hacerles mucho mal.

Los tacones realzan la figura y son muy bonitos pero cuidado, debes elegirlos adecuadamente para que no te causen problemas de salud. Lo recomendable si queremos llevar tacones es utilizar zapatos con una altura de 2 cm para que el peso quede bien repartido entre la parte delantera y trasera del pie, no pudiendo superar nunca los 3 cm de alto.

Los peores zapatos que se pueden llevar son los de tacón aguja (tacón alto y delgado) pues el peso del cuerpo recae sobre la zona de los dedos de los pies, haciendo mucha presión en ese solo punto. Además las rodillas y las caderas se inclinan hacia adelante afectando al equilibrio del cuerpo, con lo que estaremos dañando desde los tobillos hasta la zona lumbar.

Otro tipo de calzado que se lleva mucho son las plataformas. Se suele pensar que causan menos problemas que los tacones, lo cual en parte es cierto pues al ser un tacón grueso el talón está más protegido pero los dedos también se llevan una gran presión, con lo cual podemos sufrir juanetes, callos e incluso dolores en la espalda y tobillos.

Esto nos lleva a pensar que los zapatos planos pueden ser la mejor solución pero ojo, esto no es así puesto que al ser totalmante bajo el calzado no proporciona el arco adecuado al pie, con lo cual debe trabajar el doble. Esto se traduce en dolor de espalda o talones e inflamación. Por lo tanto, no usar nada de tacón tampoco es saludable para nosotras.

¿Qué hacemos entonces? Puedes utilizar tacones altos para ocasiones especiales o para salir de tanto en tanto claro, pero no para diario. En nuestra rutina utilizaremos un calzado que tenga unos 2 cm de alto para que el soporte del calcáneo y el metatarso sea equitativo. Y si te gusta un poquito más de altura siempre es mejor llevarlo con plataforma, porque el pie no sufrirá tanto.

Como veis no hace falta renunciar a llevar un poquito de altura en nuestros zapatos ¡pero hay que hacerlo siempre con cabeza!

Escoge bien tu calzado para ir a trabajar

Como cada semana, volvemos con un nuevo artículo, esta vez teniendo muy presente la vuelta a la rutina después de las vacaciones. Atrás quedan los días de playa, septiembre ha llegado y con él la temida vuelta al trabajo para muchos.

Aún en nuestro puesto de trabajo podemos hacer mucho por la salud de nuestros pies. La gente no suele prestar atención al calzado que lleva, pero escoger bien los zapatos para trabajar es algo fundamental para mantener nuestros pies sanos y evitar problemas futuros. El trabajo es como nuestra segunda casa, pasamos mucho tiempo en él y además hay ciertos empleos que requieren de mayor atención en el tema del calzado como por ejemplo aquellos empleos en los que se pasa mucho tiempo de pie siendo el caso de azafatas, dependientes o policías por poner un ejemplo.

Pero las personas que pasan mucho tiempo sentadas como los trabajadores en oficinas no quedan exentos de posibles problemas pues las posturas poco apropiadas al sentarse y la mala circulación pueden agravar los problemas del pie. Por ello una correcta higiene postural en el puesto de trabajo también es vital para no padecer lesiones.

A modo breve, podemos dar una serie de recomendaciones para escoger bien el calzado a la hora de trabajar:

  • No tenemos por qué elegir entre moda o confort. Hoy en día hay opciones de calzado muy bonitas y actuales y no por ello dejan de ser cómodas.
  • El tacón no debería superar los 5 centímetros. Si queremos ganar más altura, lo más apropiado sería escoger unos zapatos con algo de plataforma.
  • El calzado debe ser flexible para que se adapte a la forma de nuestro pie.
  • Tenemos que evitar siempre el zapato que nos apriete el pie. Es muy importante utilizar hormas adecudadas a la anchura del pie.
  • Si pasamos muchas horas de pie, una buena idea es escoger un zapato con la base acolchada. En estos casos también es recomendable acudir al podólogo para que nos prepare unas plantillas adecuadas para nuestros pies lo cual sera de gran ayuda si las utilizamos durante las jornadas de trabajo.
  • Además no debemos olvidar que es recomendable dar un ligero paseo por cada hora que permanezcamos sentados trabajando.

 

¡Esperamos que estos consejos os sean útiles y que volváis al trabajo con las pilas cargadas!

 

¿Es bueno caminar descalzo por la arena?

Con la llegada del verano es más que habitual que hagamos alguna escapada a la playa. Una vez allí disfrutamos bañándonos en el mar, tomando el sol o paseando por la arena. Es este último punto el que nos ocupa el artículo de hoy pues mucha gente da por sentado que es bueno caminar descalzo por la arena pero ¿realmente es beneficioso? Vamos a descubrirlo.

Para empezar debemos diferenciar entre caminar por la orilla del mar o por la arena blanda. Si lo hacemos por esta última, debemos saber que estaremos caminando sobre una superficie inestable, irregular y con alta capacidad de absorción. Esto quiere decir que nuestra musculatura va a tener que hacer un esfuerzo mayor para mantener la estabilidad de nuestro cuerpo al caminar sobre ella, lo cual en algunos casos como en rehabilitaciones o para ayudar al fortalecimiento puede beneficiarnos pero en otros casos puede causarnos daño. Así mismo este tipo de arena tiene una gran capacidad de amortiguación que nos beneficiará para protegernos de los impactos pero esto también nos causa una mayor tensión en la parte trasera de la pierna y en la planta del pie.

¿Y qué ocurre si caminamos por la orilla? En este caso la arena es más compacta y estable, tiene más consistencia y por tanto no va a producirse tensión muscular. Además pasear atravesando las olas del mar nos permite tonificar nuestros músculos y relajarnos.

Hemos de recordar también que la arena es un exfoliante natural y por lo tanto si acostumbramos a caminar descalzos sobre ella a menudo, en poco tiempo conseguiremos tener unos pies más suaves.

Podríamos decir que caminar sobre la arena es un ejercicio recomendable, más si se hace por la orilla aunque como todo, para algunas personas que tengan ciertas lesiones no será tan aconsejable por lo que en esos casos es mejor consultar con un experto.

Así que ya sabéis, salvo excepciones podéis disfrutar de los beneficios de pasear bajo el sol en la playa pero no os olvidéis la protección solar.

EL ENTRENAMIENTO DEL PIE (FOOT CORE):

Patrick McKeon y colaboradores de cuatro universidades de Estados Unidos expusieron su teoría en un artículo en la revista British Journal of Sports Medicine.  En el artículo, los autores establecen paralelismos entre los músculos del abdomen y la columna vertebral y la musculatura intrínseca del pie.

Hoy en día se habla del “The Foot Core” (Entrenamiento del CORE del pie), y se hace una analogía al entrenamiento del “CORE” del tronco: trabajo de estabilizadores locales, globales y sistema neural, con el objetivo de lograr la estabilidad necesaria y movilidad para cualquier movimiento y deporte. En el caso del pie, ¡¡es exactamente lo mismo!!

  

La biomecánica del pie tiene que alternar entre la rigidez y la flexibilidad durante la marcha y de ello se encargan entre otras estructuras la musculatura intrínseca del pie. Estudios realizados por otras Universidades también han demostrado que la fatiga de la musculatura del pie hace que el arco se colapse y favorezca la aparición de lesiones.

Aunque nunca lo hayas escuchado, el pie si debería entrenarse, para conseguir un mejor rendimiento y calidad del movimiento.

Imagina la rigidez que se genera entre las articulaciones del pie cuando todo el día usas un calzado cerrado o el uso de bota de seguridad. ¿Cuánto logra moverse el dedo gordo dentro de un zapato, siendo que es la primera articulación la que debe ser móvil para que la marcha y carrera sean eficientes? ¿Sabías que la planta del pie tuvo una evolución desde el Austrulopitecus para que nosotros pudiéramos caminar y correr? ¿Qué sucede cuando el pie no recibe información desde el exterior, desarrollando la percepción de distintas texturas, sensaciones, movimientos e impulsos? (pensando en que la planta del pie es uno de los tejidos del cuerpo que más receptores sensoriales tiene) ¿Cómo deberíamos trabajar la musculatura del pie para lograr un mejor rendimiento en nuestros movimientos?

El pie tiene 26 huesos,  33 articulaciones y más de 100 músculos, tendones y ligamentos, pasando a ser una de las estructuras más complejas del cuerpo, pero a pesar de ello, no se le da la importancia necesaria. Las funciones del pie durante la bipedestación es proveer la base de soporte y durante el medio apoyo debe ser adaptarse móvilmente y atenuar las cargas. Ahora, todo esto puede hacerlo siempre cuando la musculatura intrínseca del  pie y fascia plantar, articulación del dedo gordo del pie, ligamentos y sistema nervioso estén entrenados correctamente.

 

Si comprendemos la importancia del pie en las cadenas de movimiento y llevamos la anatomía a la funcionalidad, nos daremos cuenta que al estar activado el core del pie, el arco plantar será el correcto, la movilidad de los dedos también y con ello, la fase de propulsión para la carrera y marcha, amortiguación y adaptación a las cargas.

Estudios demuestran que con el entrenamiento del core del pie, se reduce el colapso del arco plantar, aumentando el balance estático, la estabilidad dinámica, la fuerza del flexor dedo gordo del pie (¡clave para la carrera!) y se observan mejorías en la inestabilidad crónica de tobillo.

Ahora, ¿cómo se debe trabajar?

Se recomiendan ejercicios específicos para la musculatura intrínseca del pie, caminar, trotar y entrenar descalzo, separar los dedos del pie, realizar movimientos de disociación (como una ola) entre los dedos y trabajar la propiocepción.

FASCITIS PLANTAR. DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

 

FASCITIS PLANTAR. DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO

La fascia plantar juega un importante papel en el soporte del pie, y su sobrecarga mecánica condiciona un aumento de tensión en la misma que puede llegar a ser causante de dolor de talón en caso de desarrollarse el proceso comúnmente conocido como fascitis plantar.

Existen algunos factores, en ocasiones asociados, que predisponen a la fascitis, y se han demostrado cambios degenerativos como origen de la misma.

La fascitis plantar es con mucho la causa más frecuente de talalgia. Esta talalgia es de localización y horario típicos, y en el 90% de los casos los síntomas se controlan con tratamiento conservador.

El objetivo de éste artículo es hacer una breve síntesis/recordatorio de ésta entidad clínica tanto desde el punto de vista clínico como terapéutico, haciendo hincapié en el diagnóstico diferencial con otras entidades clínicas que pueden cursar con una sintomatología similar.

INTRODUCCIÓN

La fascitis plantar es la talalgia producida por la degeneración proximal de la fascia plantar, a nivel de su inserción calcánea. No se trata de un proceso inflamatorio sino degenerativo (fasciosis), y el aumento progresivo de su frecuencia hace que debamos conocer tanto las tendencias actuales en su tratamiento como las distintas entidades patológicas que cursan con una sintomatología similar, lo cual ha motivado el presente artículo de revisión.

ETIOPATOGENIA

El incremento de la tensión fascial (como ocurre en el caso de ciertas alteraciones estáticas del pie, como pie cavo o pie plano); factores predisponentes como la debilidad, la contractura, o el sobreuso de la musculatura aquíleo-plantar (deportistas y ciertas profesiones) junto al microtraumatismo repetitivo de su inserción calcánea, pueden causar inflamación con posterior degeneración de sus fibras y periostitis calcánea, con posibilidad de desarrollo de espolón óseo en su inserción en casos de larga evolución. Otros factores de riesgo como el sobrepeso o el calzado inadecuado también deben ser tenidos en cuenta.

CUADRO CLÍNICO

El dolor en la zona plantar del talón en la fase de despegue del pie es su principal síntoma, siendo un aspecto típico de éste su horario, pues se intensifica tras el reposo (bien nocturno o durante el día), en el que la fascia tras permanecer relajada, vuelve a sufrir con la deambulación variaciones repetidas de su tensión. Suele disminuir al distensionarse con la actividad a lo largo del día, pero puede aumentar si ésta se excede. En ocasiones el dolor puede irradiarse en sentido distal hacia la bóveda plantar y/o dedos del pie.

JUICIO DIAGNÓSTICO

El diagnóstico se realiza habitualmente por tanto mediante la correcta anamnesis y exploración física del miembro inferior, pudiendo realizarse si se consideran necesarias las siguientes exploraciones complementarias:

  1. Estudio biomecánico de la marcha.
  2. Pruebas de laboratorio, a fin de descartar otras entidades patológicas que pueden causar talalgia como las enfermedades infecciosas, tumorales, metabólicas o inflamatorias.
  1. Radiología simple: habitualmente es anodina, pero en casos evolucionados puede observarse un espolón calcáneo más o menos exuberante.
  2. Ecografía: es el procedimiento más habitual
  3. RMN: debe realizarse si el cuadro clínico es atípico, y tanto las pruebas de laboratorio como la Rx simple y la ecografía son anodinas. También está indicada en casos refractarios al tratamiento conservador.
  4. Gammagrafia ósea con Tc99 y Ga 67: debe practicarse ante la sospecha clínica de lesión intrínseca del calcáneo. En la fascitis plantar, si hay edema óseo reactivo, se produce un mayor depósito del trazador a nivel de la inserción calcánea tanto en las formas subagudas como crónicas.
  5. Electromiografia: indicada si se piensa en un origen neuropático del dolor, como p. ej. dentro de un síndrome radicular S1 por hernia discal.

 

TRATAMIENTO

Inicialmente, y según el estadío evolutivo de la fascítis, podremos elegir distintas combinaciones de entre las siguientes opciones:

  1. Adelgazamiento: en caso de sobrepeso.
  2. Reposo
  3. Vendaje elástico adhesivo: su fundamento es similar al control con ortesis.
  4. Vendaje rígido: inmovilización con escayola durante tres semanas (en fase aguda muy sintomática).
  5. Farmacológico: medicación antiinflamatoria y analgésica. Su efectividad es variable en la literatura.
  6. Calzado: suela relativamente semirrígida con tacón blando y elevado a unos 3 cms., lo que da comodidad al tiempo que disminuye el impacto del talón y relaja el sistema calcáneo-aquíleo-plantar.
  7. Ortopodológico: Plantillas a medida
  8. Masoterapia.
  9. Termoterapia.
  10. Electroterapia.
  11. Laserterapia de radiación infrarroja: por su gran capacidad de penetración, actúa estimulando la microcirculación con lo que favorece el trofismo tisular.
  12. Ondas de choque
  13. Cinesiterapia (excepto en fase aguda): la contractura de la musculatura plantar y posterior de la pierna origina una reducción de la dorsiflexión del tobillo, y es considerada actualmente un importante factor de riesgo. En caso de debilidad se indicarán ejercicios de potenciación.

14: Cirugía: Sólo en casos refractarios a tratamiento conservador.