Desde aquí queremos mandaros mucho ánimo a todos ante la crisis del coronavirus que estamos viviendo. Si necesitas acudir al podólogo, estaremos disponibles para atenderte en caso de urgencias de primera necesidad y en esos casos, te pedimos por favor que sigas una serie de indicaciones para en la medida de lo posible garantizar la salud tanto tuya como del resto e intentar así frenar esta terrible enfermedad.
Compartimos contigo esta infografía del Consejo General de Colegios Oficiales de Podólogos de España:
¡Mucho ánimo a tod@s! Esperemos que esto pase pronto.
Los cambios bruscos de temperatura así como el frío afectan a nuestro cuerpo en general pero de manera especial a nuestros pies.
Una de las lesiones más habituales que podemos padecer en nuestros pies durante los meses más fríos son los sabañones. Se trata simplemente de una lesión localizada en la superficie del pie que suele producirse tras estar mucho tiempo en contacto con ambientes fríos o húmedos.
Por lo tanto, la primera causa para su aparición es la exposición al frío, pueden aparecer como una respuesta de nuestro cuerpo ante temperaturas bajas, en combinación con una mala regulación del flujo sanguíneo de nuestra piel.
Tras estar expuestos al frío si sometemos nuestros pies a un calor intenso se producirá una inflamación dolorosa dado que el calor va a hacer que los vasos sanguíneos de nuestra piel se expandan y aparezcan los temidos sabañones. Estos no aparecen solamente en los pies sino que también es común que aparezcan en las manos, incluso en las orejas o la nariz.
Hay grupos más vulnerables a padecer sabañones como los niños, las mujeres o los ancianos pero además también hay factores que pueden propiciar su aparición. Por ejemplo si sufrimos de mala circulación, si tenemos problemas como artritis rematoide o vasculitis y si padecemos la enfermedad de raynaud.
Los síntomas que nos pueden indicar que tenemos sabañones son:
Si notas algo de esto y sospechas que puedes tener sabañones lo más recomendable es que acudas al especialista.
Aun así siempre hay una serie de consejos que puedes tener presentes como medidas preventivas. Llevar un calzado impermeable para evitar el contacto de la lluvia o la nieve con los pies, utilizar unos buenos calcetines de algodón o lana, realizar ejercicio regularmente, seguir una dieta rica en vitamina A, C y D y también aplicar crema hidratante.
Por supuesto evitar estar expuestos al frío de forma prolongada también va a ser muy importante así como no exponer las manos o pies en fuentes directas de calor como una estufa porque como hemos mencionado anteriormente esos cambios bruscos de temperatura favorecen la aparición de sabañones.
¡Esperamos que este artículo haya resultado de vuestro interés!
La diabetes es una enfermedad común que aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que genera. Una de las partes del cuerpo que se va a vermás afectada por esta enfermedad es el pie, al que solemos denominar “pie diabético”. Se trata de una alteración clínica que se produce por mantener unos niveles de glucosa más elevados de lo habitual.
Se caracteriza por una disminución de la sensibilidad en el pie (neuropatía) y por una disminución de la circulación de la sangre (isquemia). Cualquiera de estos dos factores puede predisponer la aparición de una úlcera en el pie.
¿Qué puedes hacer para prevenir las úlceras? Esta enfermedad no es algo trivial pues es la causa más frecuente de amputación del pie en los países desarrollados. La buena noticia es que muchas de esas amputaciones se podrían evitar si se siguen unas buenas medidas preventivas.
Una vez al año se recomienda realizar el cribaje neuropático y vasculopático para comprobar el estado de esta enfermedad y su desarrollo. Los pacientes de riesgo deberán hacer esto cada 6 meses.
También deberemos llevar a cabo una vigilancia activa del estado de nuestro pie por todas sus zonas, y ante cualquier anomalía, enrojecimiento, rozadura o herida acudir a un especialista.
Se debe prestar especial atención al cortarse las uñas de los pies, cortarlas en recto no dejando nunca esquinas que puedan causar pequeñas heridas. Estas, por muy leves que nos parezcan, podrían ser el origen de una posible infección en casos de pacientes con diabetes.
Obviamente también se debe prestar especial atención a la higiene de los pies, lavándolos todos los días con agua tibia y jabón y secándolos bien.
Y como viene siendo habitual y hemos hablado en más de una ocasión, utilizar un calzado adecuado sera clave para evitar lesiones en los pies.
Esperamos que si sufres de diabetes, estos consejos te sean de ayuda.
Las uñas negras pueden aparecer en corredores o practicantes de otros deportes como el pádel y pueden llegar a afectar a nuestro rendimiento o incluso hacer imposible la práctica de la actividad deportiva.
Pero, si a ti también te pasa esto, te estarás preguntando ¿por qué se me ponen negras las uñas de los pies? Veamos, la principal causa es un microtraumatismo de forma continuada que provoca un hematoma subungueal, en otras palabras, se acumula sangre debajo de la uña, y esto puede llegar a ser muy doloroso.
Y ahora pensarás, vale ¿y cómo puedo tratarlo? Pues lo más importante una vez se produce esa lesión va a ser drenar esa sangre que se encuentra debajo de la uña para provocar que el dolor vaya remitiendo. Esto lo debe realizar un profesional, por lo que acudir de forma inmediata a tu podólogo de confianza va a ser la clave.
Sobre todo si eres corredor habitual tienes que prestar un especial cuidado a tus pies y uñas para intentar prevenir este tipo de lesiones. Unas buenas zapatillas que respeten la altura de los dedos van a ser de gran utilidad para evitar este problema de las uñas negras. Pero como hemos dicho antes, una vez que esta dolencia se presente lo mejor es acudir de inmediato a un especialista.
En más de una ocasión hemos hablado de la importancia de escoger bien nuestro calzado. A este tema le hemos dedicado varios post en nuestro blog. Hoy queremos compartir con vosotros un artículo muy completo publicado en el portal www.enpozuelo.es que detalla los consejos de profesionales de Podología a la hora de escoger un buen calzado.
A continuación os dejamos el contenido de dicho artículo titulado “Aprende a elegir bien tu calzado gracias a estos consejos de los profesionales de Podología”:
Por ello, en esta época de rebajas en la que es tan habitual comprar calzado, los profesionales de Podología de la Comunidad de Madrid han elaborado una lista de consejos para que aprendamos a seleccionar bien nuestro calzado.
En primer lugar, además de considerar la estética de los zapatos, es básico tener en cuenta su calidad y funcionalidad, es decir, debemos prestar atención a ciertas características que nos ayudarán a proteger la salud de nuestros pies.
Lo primero es tener en cuenta que cada persona tiene un pie y una manera de caminar diferente, por ello, no todo el mundo está igual de cómodo con un mismo calzado, y siempre es recomendable tener revisiones puntuales con el profesional de Podología que analizará la biomecánica de nuestros pies y nos recomendará el calzado más apropiado en cada circunstancia. No obstante, en general podemos hablar de las siguientes pautas en cuanto a las características que debería cumplir un calzado para el bienestar de nuestros pies:
La cuestión más importante en la elección del calzado es cómo este se adapta a nuestro pie. Elegir la talla correcta es básico, de tal modo que la forma y las dimensiones se ajusten correctamente. Para ello, es recomendable ir a comprar los zapatos al final del día, pues es cuando los pies están más hinchados. A la hora de probarlos, es importante hacerlo además en ambos pies, con unos calcetines de grosor medio, materiales naturales y el menor número posible de costuras. Lo mismo con los propios zapatos, debemos buscar que estén fabricados con materiales naturales y que no tengan costuras que puedan molestar o causar roces. Lo ideal es encontrar unos con el tamaño perfecto, ni demasiado justos ni demasiado holgados, pues podrán aportar un grado de inestabilidad en la marcha.
Cuando andamos nuestro pie está cumpliendo unas determinadas funciones que es imprescindible que los zapatos respeten y apoyen. Además de adaptarse a la forma del pie, deben hacerlo a nuestros movimientos fisiológicos, sin entorpecerlos, y favoreciendo una marcha estable, sin esfuerzos. Para ello, es fundamental que la estructura del zapato sea funcional: ser lo más ligeros posible; contar con una buena flexibilidad, para lo que se recomienda valorar la elasticidad de la puntera; y tener un correcto apoyo en el talón y la zona metatarsal.
Para disminuir las cargas derivadas del contacto del pie con el suelo, se debe considerar tanto la capacidad de amortiguación del calzado, como las características de rozamiento entre el calzado y la superficie de apoyo, siendo bueno que la puntera se despegue del suelo entre 1-1,5 cm. En el caso de calzados poco flexibles, como plataformas, zuecos, etc. (calzados que deben evitarse en la mayor medida), cuanta más elevación de la puntera respecto al suelo, más se mejorará el comportamiento del calzado y se evitarán tropiezos.
Tanto la amortiguación de los impactos como la estabilidad lateral del paso dependen también directamente de la parte trasera del calzado. En el caso concreto de los tacones, lo ideal es que la parte en contacto con el suelo sea igual de ancha que la parte delantera. Además, se debe evitar que el tacón sea superior a 8 centímetros.
Muchas de las prestaciones del propio zapato dependen de la suela. En primer lugar, es esencial prestar atención al agarre que tendrá con el suelo. Para evitar resbalones, se recomienda que la suela sea antideslizante.
En cuanto a la plantilla, debemos tener en cuenta que será la encargada de proporcionarnos gran parte del confort, tanto térmico como mecánico, determinando las presiones que aparecerán en la planta del pie. En este aspecto, es importante tener en cuenta tanto la geometría como el material con el que está fabricada, siendo preferible que sean blandos, especialmente en la parte delantera. Además, es imprescindible que el calzado tenga un volumen interior apropiado para adaptar unas plantillas podológicas en caso de que fuera necesario.
Dependiendo de la época del año y el lugar geográfico donde estemos (por el calor, la humedad, etc.), deberemos tener en cuenta unas u otras consideraciones para asegurar que la temperatura y condiciones dentro del zapato serán las adecuadas. No obstante, este aspecto también depende de ciertas características personales, por lo que lo mejor será pedir consejo al profesional de Podología y asegurarnos de que los materiales con los que está fabricado el forro son adecuados para la situación concreta.
En último lugar, es recomendable prestar atención al acabado del calzado, pues es muy importante que las costuras estén bien rematadas, cuente con refuerzos en la puntera, y tenga un método adecuado de agarre.
Además de todas estas cuestiones, debemos considerar que cada etapa de la vida necesitará de unos cuidados concretos, pues, por ejemplo, niños y ancianos necesitan de atenciones más exhaustas. Por ello, lo ideal será siempre acudir a la consulta de Podología, donde se llevará a cabo un análisis personalizado, y se elaborará una recomendación individualizada para cada caso concreto.
Quizás has escuchado alguna vez este término pero no tienes claro que es exactamente. Pues bien, la metatarsalgia es ni más ni menos que el dolor que se produce en la zona anterior del pie, concretamente en los metatarsianos, debido a un exceso de carga o presión en la zona.
Puede llegar a ser algo muy doloroso e incluso limitante para las personas que tienen que pasar mucho tiempo de pie o para los deportistas que deban sufrir impacto con el suelo.
Para prevenir la metatarsalgia debemos: usar un calzado adecuado, evitar el sobrepeso ya que puede inflamar los metatarsianos y prestar atención a los juanetes si es que padecemos de ellos pues pueden complicar la situación.
El tratamiento de la metatarsalgia va a variar mucho en función de la persona. En la mayoría de los casos, simplemente cambiando nuestro calzado por uno más cómodo y holgado y controlando el peso el dolor puede ir desapareciendo poco a poco. En otros casos, si el dolor persiste puede ser interesante realizar un estudio biomecánico personalizado o el uso de plantillas.
Los tacones siguen siendo un complemento que designa elegancia, adaptándose año tras año a las modas. Son amados por muchas mujeres, algunas los llevan en fiestas u ocasiones especiales, otras son asiduas a ellos. El hecho de que aumenten la altura y estilizen las piernas a la par que otorgen glamour al look son los principales motivos que llevan a un gran porcentaje de mujeres a tener varios zapatos de tacón en su armario. Pero…¿de verdad que para presumir hay que sufrir?
Lo cierto es que debemos andarnos con mucho ojo con el uso de tacones pues utilizarlos de forma muy continuada puede llegar a provocar ciertas lesiones.
Van a generar una sobrecarga en la zona metatarsal directamente proporcional a la altura del tacón que utilicemos. Además algo muy habitual en las portadoras de tacones es la aparición de juanetes y dedos en garra. Normalmente esto suele estar favorecido por la terminación más estrecha de los zapatos.
También van a generarnos una mayor carga en la rodilla y a aumentar la lordosis lumbar. Callos y durezas prácticamente van a estar asegurados debido al roce continuo y si llevamos tacones también vamos a tener más probabilidades de sufrir un esguince debido a que favorecen una marcha más inestable.
Obviamente, no hay que alarmarse sin motivo. Este tipo de lesiones podemos sufrirlas si somos realmente personas asiduas a los tacones. Lo ideal sería reservarlos para ocasiones especiales o sólo los fines de semana y durante los demás días portar zapatos cómodos. En el caso de que salgamos una noche con tacones y al día siguiente padezcamos de dolor en la zona metatarsal (lo que sera altamente probable) debemos descongestionar los pies poniéndolos en agua fría, si es posible añadiéndole unas sales, y después regalarnos un buen masaje con nuestras manos aplicando crema hidratante.
No debemos olvidar tampoco que la altura del tacón va a influir en el daño que nos puede causar. El tacón debe ser como máximo de 4-5 cm y debemos huir de los tacones de aguja. Si nos vemos obligadas a llevar tacones a diario por ejemplo por motivos de trabajo, unas plantillas personalizadas seran de gran ayuda.
Resumiendo, la saluda de nuestros pies es muy importante como hemos repetido en anteriores artículos y no deberíamos sacrificarla por meros motivos de estética. Todo en su justa medida está bien, así que lo único que debemos hacer es no abusar de los tacones.
No es raro que una persona acuda a la consulta quejándose de un dolor en la espalda, la cadera, las rodillas o el tobillo desconociendo que el mismo puede estar ocasionándose por una mala pisada sin que necesariamente suframos dolor de pies.
Es muy importante estar atentos a los síntomas que pueden indicarnos una mala pisada. El origen de muchas de las molestias en las partes del cuerpo anteriormente mencionadas suelen tener su origen en los pies, que empiezan a doler. Saber detectarlo a tiempo va a ser clave para corregir el problema y disfrutar de una pisada saludable.
En muchos de los casos el dolor de pies aparece cuando no estamos habituados a realizar una determinada actividad física y nuestro cuerpo reacciona en forma de dolor, lesión o sobrecarga. Pero cuidado porque en otros muchos casos puede haber molestias no sólo en los pies sino en otras partes del cuerpo como mencionábamos al principio, y que no van a tener una causa tan evidente.
¿Por qué noto dolor en las rodillas al caminar? ¿Por qué de repente me duele la espalda?… hay altas probabilidades de que el origen sea una mala pisada. Los dolores asociados a la consecución de impactos con un mal gesto al caminar terminan provocando que los tejidos se inflamen y duelan. Síntomas típicos que pueden indicar la existencia de una mala pisada pueden ser: fascitis plantar, tendinitis en el pie, dolor de rodillas, espalda o cadera, juanetes, espolón calcáneo…
Pisar mal puede terminar provocándonos lesiones que necesiten de algún tratamiento como puede ser el uso de plantillas personalizadas. Pero el primer paso, sera siempre acudir al podólogo para que realize un diagnóstico correcto del problema y poder así ayudarnos a solucionarlo.
Un gesto muy común y extendido entre las mujeres (y en apariencia inofensivo) es pintarse las uñas tanto de las manos como de los pies, estas últimas sobretodo durante el verano.
Pero, ¿realmente es bueno pintarlas? Generalizando podemos afirmar que como todo, cualquier abuso es malo y por lo tanto pintar con demasiada asiduidad las uñas de los pies no nos va a traer nada bueno. Pero hacerlo muy de vez en cuando, podríamos pasarlo por alto.
La realidad es que una de las claves es utilizar un esmalte de calidad. Y eso es algo en lo que muchas mujeres pecan, ya sea por ahorrar unos euros o por costumbre. Es importante invertir en un pintauñas bueno y a poder ser libre de tóxicos. Hoy en día con el auge que vivimos de la cosmética natural no es difícil encontrar este tipo de esmaltes tanto en tiendas físicas que promueven ese estilo de vida saludable como en tiendas online ecológicas.
No deberíamos pintarnos las uñas de los pies constantemente pues llevarlas al aire, “visibles” nos hará observar de vez en cuando si presentan alguna anomalía, cambio de color…que pueda alarmarnos de que algo sucede en nuestras uñas y de ese modo podamos poner remedio a tiempo a un problema de salud.
Si las pintamos con frecuencia las uñas se debilitan y se vuelven más frágiles con lo que se pueden romper con más facilidad. Además el uso continuo de esmaltes puede provocar manchas en las mismas. Sobra decir que si padecemos de problemas de hongos en las uñas de los pies está prohibidísimo pintarlas hasta que el problema se haya solventado y las uñas vuelvan a estar sanas pues de lo contrario agravaríamos el problema. Además, aunque no tengamos hongos si utilizamos continuamente pintauñas podemos llegar a provocar su aparición en nuestras uñas pues bajo la capa del esmalte se genera una humedad que no deja que las uñas transpiren bien. Esto pueve provocar hongos u otras infecciones.
Por lo tanto, mucho cuidado con el abuso de los pintauñas y como siempre, utilizarlos con medida y con cabeza escogiendo siempre esmaltes de cierta calidad.
Existen estudios que apuntan que las mujeres que sufren fibriomialgia padecen problemas en los pies. Esta asociación entre ambos factores se dio casi en el 100% de las personas analizadas en esos estudios.
Los principales síntomas de la fibriomialgia son el dolor crónico y la presencia de puntos sensibles con dolor, aunque ceñirnos sólo a esos síntomas es quedarse corto pues afecta a las mujeres de forma física y emocional. La fibriomialgia en efecto provoca dolor pero hay otras partes del cuerpo que pueden verse afectadas por ella como nuestros protagonistas habituales, los pies.
Hay una serie de dolencias habituales que se dan en las pacientes de fibriomialgia que son:
Pero la relación entre la fibriomialgia y los pies no se queda en estos problemas, pues a causa de estos otras partes del cuerpo pueden verse afectadas como las rodillas, la cadera o la espalda. Es obvio que la calidad de vida de las personas que padecen fibriomialgia se ve bastante deteriorada.
Para tratar esta enfermedad no sólo se puede recurrir a los analgésicos. Un tratamiento bastante efectivo si la persona padece de problemas en los pies como los mencionados puede ser la utilización de plantillas personalizadas. Para ello el podólogo examinará la pisada del paciente y le recomendará las mejores plantillas y/o tratamientos adicionales para paliar su dolor.